Hace tiempo que escuché a alguien decir que para el poder estatal era mucho mejor que la población fuera lo más inculta posible ya que de ese modo es fácilmente maleable y dirigible solo con ciertas palabras directas al orgullo patrio de quien lo recibe, pues bien, yo creía que en España esto no podía ser así ya que la gente hace tiempo, un par de generaciones, que estamos escolarizados y sabemos leer y escribir con lo que alguien que tenga dudas sobre cualquier tema se puede buscar la vida para informarse y averiguar la verdad de lo que le preocupa, pero desgraciadamente estaba equivocado, aunque a esta conclusión hace ya bastante tiempo que llegué, somos borregos guiados por ciertos poderes fácticos que nos hacen cantar la canción de moda que nos dicen que nos encanta.
El otro día estaba viendo el telenoticias de Tele 5 por la noche y el presentador inició la noticia de las declaraciones de Joan Laporta acerca de su opinión con respecto a las selecciones. El buen hombre realizó la intro diciendo que:
- Otra vez Joan Laporta está enfadado con los compromisos internacionales y se queja de la cesión de jugadores a la selección española.
Efectivamente el sr. Laporta se quejaba de la cesión de jugadores a las selecciones, pero en ningún momento nombró a la española.
Desde luego que cada uno puede tomar esto como, bueno es una interpretación libre de lo que dijo, pero lo que realmente me indigna es que después la gente tan lista y librepensadora como es se quedará con "El Laporta ese, independentista de mierda, no quiere ceder jugadores a la selección española", vamos como si lo viera en un comentario de bar.
Esto me recuerda al día en que Alfredo Urdaci cubrió un acto donde aparecía José María Aznar y la gente que había por allí puso a parir a este último y el personaje Urdaci suelta, "Pueden ver como la gente aclama a los gobernantes". Realmente lamentable ya que se podían escuchar perfectamente los insultos.
No se hasta donde llegaremos con esta manipulación en la opinión pública pero desde luego no puedo más que pedir que cuando escuchemos algo o leamos algo seamos lo suficientemente impermeables como para poner en duda aquello que nos cuentan porque seguramente existen ciertos intereses en que esto se haya dicho tal y como lo hemos escuchado, sobre todo en los grandes medios de un lado y del otro del hemiciclo.
viernes, 12 de octubre de 2007
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