viernes, 24 de agosto de 2007

Seguimos con el festival

Después de mucho tiempo sin opinar sobre nada, (he notado la falta de radio para ir al trabajo desde que voy en moto), hoy he descubierto horrizado que el dichoso euribor ha subido un 0,2 por ciento en lo que llevamos de mes, ahora está al 4,78 y el mes pasado se cerró con un 4,5.

En esta borágine alcista en la que nos encontramos me pregunto a quien beneficia esto realmente, es decir, el amigo Trichet, (presidente del BCE), nos cuenta que estas alzas de los tipos son para contener la inflación, bien por el BCE que se preocupa de la estabilidad de los precios en la zona euro, aunque algo no me cuadra..... La última subida de IPC en España creo que fué como un 2,4% con la cual cosa no veo una subida "oficial" de los precios como para seguir con estos movimientos cada día más devastadores para la economía de las familias españolas. Se podría entrar en la discusión de si realmente el IPC tiene en cuenta las subidas reales del precio de la vida ya que de forma escandalosa desde la entrada al euro TODO ha subido una barbaridad y desde luego no recuerdo ninguna subida del IPC en estos años de un 30% o 40% que es lo que ha subido en general los productos que todos consumimos a diario.

Ejemplo del café, muy representativo del nivel de vida en los paises:
Antes del euro, en ZONAS CARAS te podía valer 130 pesetas. Hoy no lo encuentras en esas mismas zonas por menos de 1,20€ que es una subida del 65%.

Esto representa una pérdida del poder adquisitivo de las famílias brutal, entonces, si los señores del BCE están tan preocupados por la inflación y el IPC marca estos valores, pero, en la calle te das cuenta que la subida es muchísimo más acusada de lo que nos hacen creer, ¿quién miente? ¿cómo es posible que los señores empresarios sigan ajustando sus márgenes de beneficio no subiendo sueldos y aumentando precios? ¿cómo se permite esto?

En fin, que como siempre los que acaban pagando el pato somos los trabajadores que sin más tenemos que pasar por el aro y agachar la cabeza mientras los dueños de las empresas se suiguen beneficiando de la pasividad política en materias de protección al ciudadano.